Diversas ciudades han estado experimentando con tarifas variables para el transporte público en un esfuerzo por promover la movilidad sostenible, aliviar la congestión del tráfico y disminuir la desigualdad social. En febrero pasado, Salt Lake City detuvo el cobro de tarifas durante un mes para reducir las emisiones de carbono en la región. A finales de marzo, la ciudad italiana de Génova amplió el acceso gratuito a algunas de sus redes de transporte público, tras un exitoso experimento iniciado a finales de 2021 y en un ambicioso plan para convertirse en la primera ciudad italiana con transporte gratuito. Mientras tanto, el pequeño ducado de Luxemburgo se convirtió en el primer país del mundo con transporte público gratuito en 2020.
Salt Lake City puso en marcha un "Febrero sin tarifas", con la intención de marcar el vigésimo aniversario de que Salt Lake City fuera sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002 y reducir las emisiones de carbono. El experimento resultó en un fuerte aumento en el número de pasajeros. Otras ciudades de EE. UU., como Richmond o Kansas City, han adoptado el transporte público gratuito en un esfuerzo por abordar la desigualdad social.
El experimento de cuatro meses en Génova estaba destinado a ayudar a los planificadores y autoridades de la ciudad a comprender cómo la exención de tarifas podría cambiar los hábitos de movilidad antes de rediseñar la estrategia de movilidad urbana. En marzo, la ciudad reportó un aumento del 18 por ciento en el uso del metro, equivalente a 36 000 pasajeros más. Las encuestas también han destacado que el 25% de los viajeros han cambiado sus hábitos de viaje y el 26% de ellos suele viajar en vehículos privados. Ahora la ciudad ha ampliado el acceso gratuito a los ascensores verticales en todo momento y al metro en determinados momentos del día para promover una movilidad más sostenible.
En 2020, Luxemburgo se convirtió en el primer país del mundo en hacer que todo su transporte público fuera gratuito. El país cuenta con una extensa red interconectada de autobuses, trenes y tranvías, que ahora son gratuitos tanto para residentes como para turistas, con la excepción de los boletos de primera clase, que aún deben pagarse. En 2018, Estonia aprobó una ley que permitía a todos los condados implementar el transporte público gratuito, mientras que los condados también tenían la opción de optar por no participar en el esquema. La ciudad capital, Tallin, ha tenido transporte público gratuito desde 2013. Sin embargo, una auditoría de 2021 reveló que el esquema no cumplió con los objetivos de reducir los viajes en automóvil, lo que cuestiona la viabilidad de tales emprendimientos.